Un último experimento con poesía….

¿Has probado a mezclar alguna vez 2 poemas a ver qué ocurre? Esta es una estrategia para creación poética que vimos en el bloque 4 que por curiosidad quise poner en práctica. Los pomeas mezclados elegidos son la famosa Sonatina de Rubén Darío que fue un poeta modernista, y la Oda a la cebolla de Pablo Neruda un poco más contemporáneo.

Ahí va el experimento…

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Cebolla,

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

luminosa redoma,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

pétalo a pétalo
La princesa está pálida en su silla de oro,

se formó su hermosura,
está mudo el teclado de su clave sonoro,

escamas de cristal se acrecentaron
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
y en el secreto de la tierra oscura
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

se redondeó tu vientre de rocío.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

Bajo la tierra
y vestido de rojo piruetea el bufón.

fue el milagro
La princesa no ríe, la princesa no siente;

y cuando apareció
la princesa persigue por el cielo de Oriente

tu torpe tallo verde,
la libélula vaga de una vaga ilusión.
y nacieron tus hojas como espadas en el huerto,

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,

o de la tierra que acumuló su poderío

o en el que ha detenido su carroza argentina

mostrando tu desnuda transparencia,
para ver de sus ojos la dulzura de luz?

y como en Afrodita el mar remoto
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,

duplicó la magnolia (duplicaron las magnolias)
o en el que es soberano de los claros diamantes,

levantando sus senos,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
la tierra
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

así te hizo,
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
cebolla,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar;

clara como un planeta,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

y destinada
saludar a los lirios con los versos de mayo 

a relucir,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
constelación constante,

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

redonda rosa de agua,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

sobre / la mesa
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

de las pobres gentes.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,

Generosa

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

deshaces

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

tu globo de frescura
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

en la consumación
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

ferviente de la olla,
en la jaula de mármol del palacio real;

y el jirón de cristal
el palacio soberbio que vigilan los guardas,

al calor encendido del aceite
que custodian cien negros con sus cien alabardas,

se transforma en rizada pluma de oro.
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
También recordaré cómo fecunda

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

tu influencia el amor de la ensalada,
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)

y parece que el cielo contribuye
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

dándole fina forma de granizo
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,

a celebrar tu claridad picada
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)

sobre los hemisferios del tomate.
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

Pero al alcance / de las manos del pueblo,
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;

regada con aceite,
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,

espolvoreada / con un poco de sal,
en el cinto la espada y en la mano el azor,

matas el hambre
del feliz caballero que te adora sin verte,

del jornalero en el duro camino.
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

Estrella de los pobres,
a encenderte los labios con un beso de amor».
hada madrina.

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